Agile Educational Leadership
Desde hace muchos años se ha instado a la digitalización de la educación como una medida de progreso y que permita el aprendizaje con una mayor eficiencia. La pandemia de coronavirus ha reabierto este debate y le ha dado una urgencia completamente nueva.
Después de años de desarrollos iniciales y algunas experiencias positivas persiste un desafío importante en el sector de la educación, que es el de tener que abrirse al cambio digital más rápidamente. De ello depende el éxito o el estancamiento en las organizaciones educativas.
Aceptar el cambio
Por lo general, los cambios se consideran útiles si ayudan personalmente y, por lo tanto, hacen que la vida cotidiana sea más cómoda. Por lo general esto no se aplica al aprendizaje en organizaciones educativas como escuelas o universidades, donde el aprendizaje en general siempre es extenuante e implica esfuerzo y trabajo. Por eso es muy difícil que las innovaciones educativas relacionadas con productos y procesos, por muy bien pensadas y desarrolladas que estén, se establezcan.
Aunque didácticamente y con miras a la transformación digital suena plausible usar hardware como tabletas o software con elementos lúdicos para diseñar lecciones y enseñar, estos métodos no inspiran mucho entusiasmo entre los estudiantes ni maestros.
¿Por qué?
El aprendizaje no se vuelve más simple, más fácil o más rápido como resultado: el aprendizaje sigue siendo aprendizaje y todavía cuesta esfuerzo.
Cambiar las rutinas anteriores solo crea más esfuerzo. Y ello es la causa del fracaso de esta implementación pobre de la digitalización. En principios Lean el cambio debe ofrecer mejoras por sí mismo y no ser forzado o aplicado por pura apariencia.
Un paso hacia atrás
El hecho de que ya se haya tomado la decisión de “continuar como antes” se puede ver en las diversas discusiones sobre ideas de conceptos híbridos. El movimiento es reconocible, pero el paso hacia la implementación consistente en hacer que la enseñanza y el estudio que sea lo más independiente posible de la ubicación.
Con el objetivo de lograr la mayor cantidad de enseñanza presencial posible, existen conceptos de aprendizaje mixto que son más flexibles y combinan la enseñanza cara a cara en fases presenciales y lasupervisión por parte de los profesores en fases virtuales.
Las ganas de hacer las cosas de manera diferente está creciendo: las ideas y los proyectos para la enseñanza con apoyo digital y la enseñanza digital se comparten y debaten a través de las redes sociales, por ejemplo, en Twitter bajo los hashtags #CoronaCampus #DigitalTurn.
Entonces, ¿cómo implementar las innovaciones en el campo de la educación, si no existe un plan maestro? Un buen marco que se base en principios ágiles puede proporcionar la solución para abordar cosas nuevas y también para promover acciones.
El concepto de “Liderazgo Educativo Ágil”
El “liderazgo educativo ágil” o un liderazgo educativo de adaptación de ideas y valores puede ofrecer tal marco. Lo que propone esta metodología es no disponer de unas herramientas preseleccionadas y fijas, sino beneficiarse de la utilización de las herramientas existentes para un determinado, eligiendo las más idóneas para el caso concreto.
Agile representa una nueva forma de trabajo, para la cual una reacción a corto plazo a las condiciones cambiantes del entorno sugieren ajustes regulares a través de la evaluación de los usuarios. En consecuencia, la habilidad de dar un giro a nuestra metodología permite no seguir caminos que ya no se ajustan a las necesidades de los alumnos, los profesores, la organización o el marco general. Mediante una planificación ajustable y una organización en iteraciones se consigue adaptar con sensatez los próximos pasos de diseño del aprendizaje y esto es adaptable dependiendo de las necesidades del grupo.
Esta es la idea expuesta por Kertin Mayrberger en su libro sobre la unión entre Agile y Educación. Según su modelo, no se trata de utilizar el cambio actual para digitalizar rápidamente un sistema obsoleto, sino de quelos alumnos sean capaces de analizar sus necesidades para diseñar junto a los docentes los entornos de aprendizaje y espacios educativos adecuados.
Se trata de la creación de entornos que promuevan el desarrollo, de modo que, los alumnos, los docentes y la administración asociada experimenten la forma en la que sienten que el aprendizaje es lo más eficiente posible y sigan siendo capaces de actuar en condiciones inciertas y complejas.
Una cultura abierta de la digitalidad en el contexto educativo, que acoge el desarrollo iterativo de prácticas comunes en el curso de la transformación digital, ofrece el contexto para evitar decisiones precipitadas de largo alcance para los próximos 10 años.